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Día Internacional de la mujer en la ingeniería

El 23 de junio se celebra el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, un evento a nivel mundial de sensibilización para destacar el papel de las mujeres en un sector tradicionalmente dominado por hombres. Fue establecido por la Sociedad Internacional de Mujeres Ingenieras (SWE por sus siglas en inglés).

Si bien en las últimas décadas se ha avanzado de forma importante en la igualdad de género, la brecha de desigualdad aún es muy evidente en algunos ámbitos, como en las áreas de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), en las que se observa poca representación de las mujeres. En estas áreas profesionales y del conocimiento persisten mitos y prejuicios acerca de la capacidad de las mujeres, los cuales obstaculizan su desarrollo académico y limitan sus oportunidades laborales.

Segun la SWE en la encuesta PISA de 2018, se observaron patrones de desigualdad de género en las aspiraciones profesionales entre los estudiantes mexicanos de 15 años, de modo que los niños tenían aproximadamente tres veces más probabilidades de esperar una carrera en ciencias o ingeniería que las niñas. Factores como los estereotipos de género, una cultura que promueve la falta de confianza en sí mismas y la escasez de modelos a seguir son algunas de las razones causales de la brecha.

Además, esta disparidad de género en las áreas CTIM también se encuentra entre los estudiantes universitarios y graduados. A pesar de que, las mujeres en México representan aproximadamente la mitad de los estudiantes matriculados en la educación superior (según Catalyst, 2020), los campos CTIM en la educación superior siguen estando dominados por los hombres, particularmente en las carreras de ingeniería y tecnología.

Sin embargo, Catalyst (2020) informa que muchas mujeres que se graduaron de la universidad no participan en la economía formal. En general, las mujeres tienden a formar parte de la economía informal de México o incluso participar en trabajos no remunerados. Una forma de aumentar la participación laboral de las mujeres en la economía formal de México es mediante el cuidado infantil subsidiado, que ayudaría a las mujeres, que en su mayoría son cuidadoras, a poder trabajar. A su vez, su mayor participación en la fuerza laboral podría potencialmente incrementar el PIB de México.

Además, las mujeres que logran desempeñarse laboralmente se siguen enfrentando a estereotipos de género y otras formas de hostilidad.. Estas formas de discriminación pueden disuadir a las mujeres de seguir ocupaciones CTIM, aunque ya hayan obtenido un título universitario.

Las cifras son preocupantes:
En México 7 de cada 10 mujeres obtienen títulos en el campo de la educación, mientras que en el área de Ingeniería, manufactura y construcción, solo 3 de cada 10 son mujeres (UNESCO, 2017).
Solo 4 de cada 10 investigadores del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) son mujeres.
Solo 3% de los premios Nobel en ciencias han sido otorgados a mujeres.

Recordemos que la falta de participación de las mujeres en la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas tendrá como consecuencia un futuro sesgado que perpetuará aún más la desigualdad. Un ejemplo es lo que está sucediendo en la inteligencia artificial, un sector de la tecnología en rápida expansión que ha comenzado a ejercer una gran influencia sobre la vida de las personas, donde las mujeres conforman solo el 12 por ciento de los investigadores. La limitada participación de la mujer en la tecnología puede extender sus efectos más allá del sector con una velocidad sorprendente, replicando los prejuicios de género existentes y creando otros nuevos.

“Dar a las mujeres igualdad de oportunidades en carreras STEM ayuda a reducir la brecha salarial de género, mejora la seguridad económica de las mujeres, garantiza una fuerza de trabajo diversa y talentosa, y evita los sesgos. No solo las mujeres necesitan las oportunidades, sino que sus comunidades y países requieren urgentemente de su contribución para encontrar nuevas soluciones a los problemas que como sociedad enfrentamos”, explicó María Noel Vaeza, Directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

Lidia Brito, Directora de la Oficina Regional de Ciencias de América Latina y el Caribe de la UNESCO, agregó que para disminuir la desigualdad de género en ciencia se deben atender al menos tres factores:

“El primer factor es el acceso a la educación científica de calidad; el segundo tiene que ver con el avance en la carrera científica; y el tercero se vincula con el derecho a las ciencias en general: si queremos una mejor ciencia, precisamos también de la mirada de las mujeres”.