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El telégrafo: precursor de las telecomunicaciones modernas.

La capacidad de transmitir información de forma rápida, precisa y eficiente siempre ha sido uno de los principales enfoques que impulsan la innovación humana.
El telégrafo fue el precursor de las telecomunicaciones modernas, cambió nuestra percepción del tiempo y dió pie a la comunicación instantánea.

Se considera a Samuel Morse como su inventor, en Estados Unidos en el año 1844. Ya existían precedentes de inventores anteriores como Thomas von Soemmering quien construyó un telégrafo electroquímico, Pavel Schilling quién creó un telégrafo electromagnético con un tablero de 16 teclas, entre muchos otros.

Se cuenta que la idea del telégrafo se le ocurrió a Samuel Morse un día de 1836, al escuchar casualmente una conversación entre pasajeros sobre electromagnetismo. Morse se obsesionó con el tema, tanto que, vivió y comió durante meses en su estudio de pintura fabricando un aparato entonces bastante voluminoso a partir de artículos de su estudio: un caballete, un lápiz, piezas de un reloj viejo y un péndulo.

El funcionamiento básico era simple: si no había flujo de electricidad, el lápiz dibujaba una línea recta. Cuando había ese flujo, el péndulo oscilaba y en la línea se dibujaba un zigzag. Morse introdujo varias mejoras al diseño inicial hasta que finalmente, junto con su colega el maquinista e inventor estadounidense Alfred Vail, creó el código que lleva su nombre.

El 6 de enero de 1838, Morse primero probó con éxito el dispositivo en las industria siderúrgica Speedwell Ironworks en Morristown ​y el 8 de febrero del mismo año hizo otra demostración pública ante un comité científico en el Franklin Institute de Filadelfia, Pensilvania.

Samuel Morse logró conseguir el apoyo del Congreso de Estados Unidos para instalar una línea entre Baltimore y Washington con la intención de enviar un mensaje que llegara antes que el primer tren de Estados Unidos, el Baltimore and Ohio Railroad. Así el 24 de mayo de 1844 envió aquel famoso mensaje: What hath God wrought? (¿Qué nos ha traído Dios?).

A la par estaban en marcha los experimentos para el tendido de cables submarinos. El primer cable telegráfico submarino conectó Francia e Inglaterra en 1850 a través del estrecho de Dover. A pesar de que se rompió al poco tiempo, ambos países volvieron a ser conectados al año siguiente. Otros cables submarinos fueron tendidos en Inglaterra, Irlanda o el Mediterráneo, de modo que en 1858 había más de 30 líneas sumergidas, siendo la más larga la del mar Negro, de 574 kilómetros.

Al demostrarse las ventajas y rapidez de la telegrafía submarina, el proyecto de lanzar un cable a través del Atlántico se retomó. El desafío era enorme: tender 4.000 kilómetros de cable a profundidades que alcanzaban los 4.000 metros.

Fue hasta 1866 cuando, tras varios intentos, el barco de vapor Great Eastern tendió con éxito el cable transatlántico. Esta vez el cable era más grueso, con mejor aislamiento y un mayor blindaje. Alcanzaba una velocidad de comunicación ochenta veces superior al cable de 1858, y consiguió conectar por primera vez ambos continentes de forma duradera y efectiva.

Con el paso de los años siguieron surgiendo nuevos aportes para el telegrama por parte de distintos inventores.

Un día como hoy, el 20 de agosto de 1911 se envió el primer telegrama comercial en recorrer todo el mundo. Fue enviado por el The New York Times y decía: “Este mensaje es enviado a todo el mundo”. Salió a las 19:00 horas y viajó más de 28.000 kilómetros.

El mensaje fue retransmitido por 16 operadores diferentes las cuales fueron: San Francisco, Honolulu, Midway Island, Manila, Hong Kong, Saigon, Singapore, Madras, Bombay, Aden, Suez, Port Said, Alexandria, Malta, Gibraltar, Lisbon, The Azores y de nuevo el Times Square.

El mensaje regresó a The New York Times “tan sólo” 16,5 minutos más tarde.

Finalmente en los noventa la llegada de las comunicaciones por satélite agilizó tanto la transmisión de datos que mantener la red telegráfica no valía la pena, dejándolo prácticamente en desuso.

Durante más de 150 años, los sistemas de telecomunicaciones se han esforzado por cumplir con tres desafíos principales: acortar las distancias físicas, aumentar la eficiencia de la transmisión de mensajes cada vez más complejos y, finalmente, desarrollar infraestructuras físicas adecuadas.

Hemos adoptado múltiples y nuevas tecnologías para mejorar la comunicación: inteligencia artificial, automatización de procesos robóticos, realidad aumentada, realidad virtual y monedas digitales.

Se prevé que la tecnología 5G traerá consigo la cuarta revolución industrial, haciendo posible un ecosistema digital. Aumentará la velocidad de conexión, reducirá al mínimo la latencia (el tiempo de respuesta de la web) y multiplicará exponencialmente el número de dispositivos conectados.

Y tú, ¿cómo imaginas que será la comunicación en el futuro?